Con mucha ilusión, Fer y yo, afrontábamos nuestra primera QH animados por todos los nuestros y en especial por Salva de K2-Aventura, el cual, en los duros días que estaba pasando al ver nuestro río Sella desbordado como nunca, tenía palabras de ánimo y cariño para que todo nos saliese lo mejor posible.
Llegamos a Sabiñanigo el viernes a las 20:45 horas justo para retirar dorsales y respirar un poco el ambiente previo. El montaje era espectacular y la puesta en escena indicaba porqué la QH reunía a 9500 participantes en esta edición 2010.
A las 5:00 a.m sonaba el despertador. Desayuno y desplazamiento de Jaca a Sabiñanigo con un mar de dudas. La primera era decidir qué ropa llevar puesto que aunque en Sabiñanigo salía el sol, si bien aún no hacía subir la temperatura por encima de los 7ºC, los pronósticos que teníamos para la cara francesa de los Pirineos era de lluvia. Chubasquero en el bolso y maillot de manga larga era la solución tomada. ¿Habremos acertado?
Un mar de ciclistas partíamos a las 7:30 horas pero a los 300m Fer pincha la rueda trasera. Paramos a cambiarla mientras oíamos el bufar de las ruedas pasar acompañando melódicamente el estribillo del tema "¡qué putada!" que entonaban los ciclistas. Al ser tan temprano este percance ya nos hacía retomar la prueba en las últimas posiciones, pero la mala suerte no acababa ahí. A poco más de 500 m vuelve a pinchar la misma rueda y eso ya nos hunde animicamante. Arreglamos de nuevo y salimos a la caza de la cola de la prueba que ya nos sacaba más de 40 minutos. No parábamos de preguntarnos qué pudo pasar en esa cubierta, que además era nuava, hasta que en el kilómetro 12 un partcipante que abandonaba y era recoigido por su compañera nos dejaba su bomba de pie para meter la presión adecuada a la dichosa rueda. Entonces se resuelven todas las dudas al ver que la cubierta estaba defectuosa en un flanco motivando los reventones. Esto supone el abandono de Fer que me anima a seguir y se ofrece a coger el coche al llegar a Sabiñanigo y salir al alcance de la prueba por si yo tenía problemas en la inmensa soledad en la que me encontraba tras casi una hora perdida.
Intenté no caer en el error de tirar a fuerte en dirección a Jaca para dar caza a los últimos ya que la misión era imposible, pero mi ansia de ver la aparición de una nube de ciclistas cola del pelotón me hacían caer en la tentación de rodar más fuerte de lo que la QH requería. Hasta las proximidades de Canfranc en plena subida al Somport no empecé a coger descolgados, a la vez que veía la oscuridad y lluvia que había en lo alto del primer puerto y muchísimos ciclistas dando la vuelta...¿estaría tan mal en el alto?. Pues, efectivamente, un infierno de 5ºC y lluvia intensa nos recibían desde antes de Candanchú. Gracias a la labor impagable de Fer, que allí estaba ya con el coche, pude goger algo más de ropa, pero en cualquier caso el descenso se hizo muy duro por el frío, lluvia y viento. Cantidad de gente con hipotermia necesitaba la intervención médica, bomberos y gendarmes dando mantas a ciclistas, mándíbulas que no paraban de temblar...en fin, la jornada rozaría la épica.
La segunda cota del día era el Col del Marie Blanque con sus últimos 4 kilómetros al 11 y 12%. La niebla, el agua y el frío nos sacudían con más fuerza aún, así que nuevamente la bajada sería dura y peligrosa hasta goger la carretera que nos lleva a Laruns y el Col del Portalet. Este último es más tendido pero sus 29 kilómetros podían pasar factura y más con las codiciones térmicas que había. En su cima 4ºC y todos calados hasta los huesos. A lo largo de la ascensión Fer puede engancharme otra vez dada la anchura de la carretera y mi posición retrasada de la marcha. Sorpresa al ver que ya eran tres los ciclistas que le acompañaban en el coche por abandonar por hipotermias. Sus ánimos y sobre todo la posibilidad de coger una camiseta y guantes secos fueron claves para bajar el Portalet y alcanzar las rampas de la Hoz de Jaca antes de llegar a la meta de Sabiñanigo.
205 km en mis piernas, 10 horas y 40 minutos, más de 3000 m de desnivel positivo acumulado y mucho, mucho frío tras un inicio desesperante hacen de esta mi primera QH un recuerdo inolvidable. Quedar el 4981 de 5157 que finalizamos la prueba de los más de 9000 que tomamos la salida es lo de menos. Lo más importante es el buen sabor de boca que te deja la prueba en todos sus aspectos y que me motiva a volver el año que viene, si es posible, y ayudar en todo lo que pueda al gran artífice de mi logro, Fer.
La primera foto es bajando el Marie Blanque y la segunda subiendo la Hoz de Jaca.
En los primeros segundos del video se me puede ver pasando por el alto del Marie Blanque.
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