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lunes, 6 de febrero de 2012

EL INVIERNO NUNCA LO COME EL LOBO

Dura temporada de esquí la que estábamos viviendo en la Cordillera. Dura, pero no por las intensas nevadas, todo lo contrario. La escasez de precipitación maltrataba nuestras mentes, nuestras emociones y más de uno teníamos un auténtico esguince cerebral. Sin embargo, por muy hambrientos que estuvieran los lobos, estos no fueron capaces de comerse el invierno. Tan solo con que esta nevada del domingo hubiese llegado en diciembre y el resto de días hubiesen sido un calco de lo vivido hasta ayer estaríamos hablando de esta temporada como una más en los inviernos cantábricos. 
Llegó la nortada, llegó el aire siberiano y luego la borrasca del noroeste. Si dura fue la espera, dura e infernal también fue la llegada. El sábado, -9ºC, viento y nieve para disfrutar de un Cebolledo que nos da un juego enorme. El domingo, precipitación abundante en forma de nieve, borrasca de las gordas, San Isidro cerrado pero, ¿Fuentes?, ¡abierto!. Era el día de hacer un test y control de permeabilidad de las membranas, ¿o acaso se compran Goretex para estar en la cafetería?. 
Fer, Manuel Orniz y su padre, Juan el panadero de Astorga y yo pasamos un día duro pero muy bonito de esquí en la estación asturiana. Un día no apto para todos los públicos, pero en definitiva un día de esquí que los lobos nos dejaron saborear.

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