El Bisonte de la Pesa, Cobo, se lleva el triunfo en la Vuelta España 2011 y no sé si me aclara dudas o me llena de ellas. El ciclista cántabro llegaba a la ronda española dispuesto a trabajar para su líder Menchov, o quizás como segunda opción para Carlos Sastre, pero su buen hacer en la crono y la Covatilla fue determinante para que su director de equipo, Matxin, apostase por permitirse el lujo de un disparo al aire en la Farrapona con el Bisonte sin antes sacrificar a Menchov en la subida. Matxin dejó a Cobo libertad en la ascensión y este atacó con descaro a poco más de 3km a meta, Menchov bien por detrás con Wiggings y Froome pero no les deja a rueda; merece la pena parar a David de la Fuente por delante para esperar al Bisonte. El resto ya está escrito, Angliru, liderato y luchar por mantenerlo hasta Madrid.
Esta situación de carrera me hace pensar si a veces excelentes ciclistas con muy buenas piernas en una gran vuelta son excesivamente sacrificados trabajando para un líder que a veces no resulta estar tan bien como se presumía. También me deja la duda acerca del resultado final del Tour si Franck Shleck tuviese más libertad y no fuese el gregario de lujo de su hermano Andy, o si el control tan fuerte de los grandes equipos en carreras como el Tour sería más difícil si los equipos en vez de ser de diez corredores fuesen de siete, lo que supondría que en vez de veinte equipos y los mismos líderes en la salida fuesen casi la treintena de equipos, muchos de ellos con líderes que son gregarios de lujo en el sistema actual. Del mismo modo, me ronda por la cabeza qué hubiese ocurrido si Froome no se hubiese sacrificado tanto por su jefe de filas, Wiggins, hasta la etapa del Angliru inclusive. Dudas, dudas que me surgen sin que por ello el ciclismo actual no sea hermoso, épico y vibrante como fue esta gran Vuelta a España.
Por otro lado, la recién finalizada edición de la Vuelta me hace estar orgulloso de nuestra carrera. Vale que no estaban todas las grandes figuras que participaron en el Tour, pero los que estaban eran de altísimo nivel y lo mejor es que la disputaron desde el primer día con todas sus fuerzas, y eso es el deporte. Además, el recorrido fue magnífico, añadiendo a la seña de identidad de la carrera de etapas más cortas que Tour y Giro pero muy explosivas, con metas en altos, a veces cortos pero muy intensos al más puro estilo "Clásicas", la llegada de nuestra Vuelta al País Vasco. ¡Qué gran acierto!. Un gesto de valentía por parte de la organización que todos los vascos se merecían. Miles de aficionados salieron a las cunetas vascas para animar a los ciclistas, a todos, no solo a los suyos, porque en Euskadi el deporte en general y el ciclismo en particular se adora, se vive. En las etapas asturianas, cántabras y vascas se pudo apreciar la gran afición que hay al ciclismo y eso permite retransmisiones de gran altura, de gran belleza que seguro son imprescindibles para la llegada de patrocinadores a nuestro deporte, pero en el resto de etapas ya se palpa que la Vuelta goza de buena salud y que cada vez más la gente la apoya y vive. ¡Que no pare!.
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