Hace unos meses era desconocedor de la existencia de la Epidermolisis bullosa y mucho más de DEBRA, la asociación de afectados por esta enfermedad. A veces el descubrimiento de estas realidades nos llegan desde personas muy cercanas, muy queridas y uno se queda parcialmente bloqueado. Sin embargo, en estas ocasiones es cuando más necesario se requiere "sacudir" la cabeza y mirar el futuro con mucha ilusión y ganas de afrontar las situaciones. Un grupo de amigos, un grupo de apasionados por el ciclismo así lo hicimos. Nace Pirineos Solidarios.

Las sensaciones vividas durante estos tres días fueron únicas y muy especiales. Una mezcla el entre miedo por los desniveles a los que nos íbamos a enfrentar, la inmensidad de los Pirineos y su peso en la historia del ciclismo, la ilusión por pedalear todos juntos por un mismo fin solidario y llegar a la meta por mucho dolor que sintiésemos en nuestras piernas creó a nuestro alrededor una atmósfera única y jamás vivida con anterioridad.
La elegancia de la Bonaigua, largo y con pendiente mantenida fue el primer puerto del reto. Coronamos todos sin grandes contratiempos y la tensión que se percibía horas antes daban paso a una inmensa sonrisa en todos nuestros rostros. La mariposa tenía ganas de volar y nuestras piernas eran sus alas. Tras el descenso tocaba afrontar los poco más de 6 kilómetros a Pla de Beret y las fuerzas seguían acompañando. Bajada a Vielha y la primera etapa estaba finalizada. O mucho entrenamos o la motivación nos daba un plus extra. Estábamos con mucha chispa en las piernas.
La segunda etapa partía hacia el Norte hasta cambiar la dirección al Oeste en Bossots y así encadenar los pasos de montaña más duros y exigentes camino de Luz St. Sauvier del Tour de Francia. El primero fue el Portillon que con sus bosques, primeros caducifolios para pasar luego a los esbeltos abetos, nos situaba en la frontera con Francia. Maravillosa bajada a Bagneres de Luchon y empezamos el Col de Peyrasorde. El grupo lleva buen ritmo pero las rampas del comienzo obligan a romper el pelotón. La experiencia de todos en estas lides hizo que cada uno encontrase su ritmo de ascensión más adecuado, sin cebarse y guardando para lo que aún estaba por llegar. Col de Aspin por la cara Este, siempre más exigente de lo que en muchos foros se puede leer, hizo mella en el pelotón. Pronto se deja muy debajo Arreau y eso es señal de lo rápido que se gana altura en este puerto, al tiempo que la grandiosidad del Pirineo se presenta ante nuestros ojos. El descenso es muy bonito y divertido, llegando casi sin darnos cuenta a St.Marie de Campan y eso no sé si es buena o mala señal, porque en esa villa arranca el coloso, el mítico Tourmalet y las fuerzas iban ya muy justas. Sin tregua al respiro giramos a la izquierda y Efren, Quico, Pedro y Pablo dan un punto más al grupo, se les ve muy fuertes y con muchas ganas de coronar a lo grande. Toni, Fernando, José y Alex y yo perdemos rueda. Su ritmo era muy alto para nosotros, la temperatura rozaba los 30ºC y el termostato podía saltar. A los 2 km Fernando se queda, al poco Toni y yo también perdíamos contacto con José y Alex. Por delante, el cuarteto de cabeza volaba y el resto de la expedición por detrás cogían un buen paso con garantías de superar los más 4000 m de desnivel de la etapa sin problemas. Tras ganar altura y entrar en la sombra mi cuerpo se encuentra mejor y me animo a tirar a por José y Alex. Juntos atravesamos las famosas viseras antes de La Mongie, la pendiente aumenta y la bici se agarra al asfalto, toca sufrir, el Tourmalet no te suelta. Quico aprieta por delante y se escapa de Efrén, Pablo y Pedro, el guión se estaba cumpliendo porque si alguien este día tendría que tener buenas piernas y muchas, pero que muchas ganas, ese era Quico. El gran Tourmalet nos da la bienvenida y Quico está allí esperándonos a todos. ¡Grande Quico!.
Dado que pudimos descender a Luz por la otra vertiente tras los arreglos de la carretera previamente cortada por una riada. Los más gallos deciden asceder Luz Ardiden y dándose leña. Esta vez Santi Pérez hizo valer su clase y fuerza y no dejó pasar la oportunidad de coronar primero.

Con mucha humildad y modestía hemos querido hacer del ciclismo, de nuestra afición, un escaparate para que esas mariposas de DEBRA se conozcan y vuelen cada vez más alto. Creo que lo hemos conseguido.
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