El pasado 25 de agosto tres componentes del K2aventura-FPMextreme partíamos de Gijón en la primera edición de La Etapa de la Vuelta. Más de 180 kilómetros y cuatro puertos por delante afrontábamos junto a más de 450 participantes, algunos de ellos venidos desde Francia, Holanda, Inglaterra e incluso Brasil, que si bien no era un número menor, sí estuvo muy por debajo de lo que en otras marchas cicloturistas de renombre vine siendo habitual. Quizás la época pudo ser una causa de ello, pero lo que más me llegaba a mis oídos días antes era la dureza del recorrido.
En la salida pudimos disfrutar de un bonito montaje, más acorde con la austeridad y excesiva sencillez que los chicos de ASO tenían montado el día anterior para la recogida de dorsales. Además, un entregado y accesible Miguel Indurain n os daba la bienvenida.
Motos, muchas motos de seguridad y DGT acompañaban y protegían el pelotón. Impresionante, cada grupeta que se iba formando quedaba escudada por una moto y el carril derecho era nuestro. No se podía pedir más y así llegábamos al primer avituallamiento líquido en Grao metidos en un grupo en el que el objetivo era guardar fuerzas.
Tras salir de Grao comenzaba la primera ascensión de la jornada, el alto de la Cabruñana, aunque hasta allí los repechos de las carreteras asturianas ya iban acumulando desnivel. La bajada muy rápida nos llevaba hasta el cruce de Cornellana y desagradable sorpresa. Ni una moto de la organización ni de la DGT para señalizarlo o incluso garantizar la máxima seguridad en su paso. Los comentarios en el grupo no eran precisamante positivos, pero al llegar al avituallmaiento de Belmonte y ver a diez agentes de la DGT con sus motos aparcadas y de tertulia, muchos entendimos que la organización no contaba con las eventuales apetencias de estos agentes.
Tras recorrer todo el fondo de valle llegábamos al primer coloso, San Lorenzo. El comienzo es brutal y la gente empezaba a mirar el cassete con bastante frecuencia buscando esa corono que nunca llevas.Algunos descansos reducen el coeficiente de este puerto, pero poco, muy poco se puede reservar para ascenderlo.
Reponíamos fuerzas en Teverga y por el valle de Quirós llegábamos al comienzo de tercer puerto del día. La Cobertoria es un clásico de la Vuelta y todo el mundo conoce su dureza. Pendiente constante, exigente y sin descansos te va vaciando hasta llegar a la bajada en la que la bici corre mucho y requiere mucha atención para medir las frenadas.
Nuevo avituallamiento en Lena y con más intriga que ganas nos íbamos a por el puerto de Pajares y Cuitu Negro. Pajeres tiene rampas duras y explosivas en sus trece kilómetros, pero algún descanso te regala antes del último kilómetro al 17%, pero una vez en el puerto y un breve descenso rápidamente la carretera se empina hacia el Brañilín. Otros dos kilómetros sobre asfalto rugoso al 10% te dejan la piernas algo más que maduras para afrontar los últimos infernales kilómetros al Cuitu Negro. Rampas a más del 24% y pendiente media del 20% te llevan a la cima. Algunos hacíamos eses, otros directamente ponían pie a tierra, pero muchas ganas y enorme afición nos permitió cumplir el objetivo conn más 5000 metros de snivel en nuestras piernas.
La organización en meta estuvo fabulosa y los servicios allí prestados fueron magníficos. Ojalá podamos disfrutar de más ediciones. ¡Que no pare esta idea!
